NO DEJES QUE ACABEN CON ELLA

martes, 31 de mayo de 2011

DESDE LA MORGUE "ENTOMOLOGÍA FORENSE"


EL MEDICO ACONSEJA
ENTOMOLOGÍA FORENSE
Algunos parásitos son capaces de ayudar a la policía en sus investigaciones; sólo examinando los insectos que viven en los cadáveres, los médicos forenses son capaces de determinar la hora de la muerte y hallar pistas que conducen al criminal.
El primer documento escrito de un caso resuelto por la entomología forense se remonta al siglo XIII en un manual de Medicina Legal chino referente a un caso de homicidio en el que apareció un labrador degollado por una hoz. Para resolver el caso hicieron que todos los labradores de la zona que podían encontrarse relacionados con el muerto, depositasen sus hoces en el suelo, al aire libre, observando que tan solo a una de ellas acudían las moscas y se posaban sobre su hoja, lo que llevó a la conclusión de que el dueño de dicha hoz debía ser el asesino, pues las moscas eran atraídas por los restos de sangre que habían quedado adheridos al "arma" del crimen.
Durante muchos años en determinados ambientes, se pensaba que al morir una persona las larvas que aparecían en el cadáver para devorarle bien aparecían por generación espontánea, o bien salían del propio cadáver. Estas creencias perduraron hasta que Francisco Redi, un naturalista del Renacimiento se propuso demostrar de una forma científica que estas larvas procedían de insectos, los cuales depositaban sus huevos para que se desarrollasen sobre el cadáver.
Para ello, realizó el siguiente experimento: expuso al aire libre un gran número de cajas descubiertas y en cada una de ellas depositó un trozo de carne, unas veces cruda y otras cocida, para que las moscas atraídas por el olor vinieran a desovar sobre ellas.
A las diversas carnes acudieron las moscas y desovaron ante la presencia de Redi que observó cómo estos huevos depositados por los insectos se transformaban primero en larvas, después en pupas y por último cómo salían los individuos adultos.
Redi distinguió cuatro tipos de moscas: Moscas azules (Calliphora vomitoria); moscas negras con franjas grises (Sarcophaga carnaria); moscas análogas a las de las casas (Musca domestica o quizás Curtonevra stabulans), y por fin moscas de color verde dorado (Lucilia caesar).
Pero como es lógico todo experimento tiene su contraprueba. Para ello, las mismas carnes se colocaron en cajas, pero esta vez cubiertas con una gasa, a fin de que también se produjese en ellas la putrefacción, pero las moscas no tuviesen acceso a ellas. Redi vio que evidentemente las carnes se corrompían, pero que no aparecía sobre ellas ninguna larva. También observó que las hembras de las moscas intentaban introducir la extremidad del abdomen por las mallas tratando de hacer pasar a través de ésta sus huevos y que algunas moscas no depositaban huevos, sino larvas vivas, dos de las cuales pudieron introducirse a través del tejido.
Redi también demostró que las moscas no cavan la tierra y que las lombrices de tierra en ningún caso se alimentan de los cadáveres enterrados.
Pero no fue hasta 1805 cuando Bergeret comienza a utilizar de una forma más o menos continua y seria la entomología como ayuda en la medicina legal. él, junto con Orfila y Redi, realizan estudios que son el punto de partida para que Brouardel solicite el concurso de Megnin, quien amplió y sistematizó la entomología forense.
La primera publicación se realizó en "La Gazette hoddomaire de medicine et de chirugie" en un artículo titulado "De l"application de l"entomologie á la médicine légale", y después en una comunicación a la Academia de Ciencias, en 1887, bajo el titulo de "La Faune des Tombeaux".
Aunque, el auténtico nacimiento de la entomología medico-legal tuvo lugar en 1894 con la publicación de "La Fauna de los Cadáveres. Aplicación de la Entomología a la Medicina Legal".




El 14 de julio de 1995, el cuerpo sin vida de una joven fue hallado semidesnudo en las proximidades de un camino rural, al noroeste de Estados Unidos. La autopsia reveló que la víctima, que fue identificada como una prostituta de 14 años de edad, murió a causa de unos golpes que alguien le propinó con un objeto punzante en la cabeza y en la nuca.
Su hermano declaró en la comisaría que la chica se había ausentado de su casa cuatro días antes de su trágico final. Por otro lado, algunos vecinos del pueblo aseguraron haberla visto por última vez el 31 de mayo en compañía de un militar. Éste, un sargento de la Armada de 31 años de edad se convirtió en el principal sospechoso, pero para poder acusarle era necesario determinar con precisión la hora del asesinato.
Desafortunadamente, los médicos forenses no pudieron concretar este dato a partir de la apariencia física del cadáver y del estado de descomposición de determinados órganos. Fue entonces cuando entró en escena un entomólogo forense, un especialista en el estudio de los insectos que invaden los cadáveres, que dicen mucho sobre las circunstancias en las que se produjo el delito. Cada vez con más frecuencia, los expertos en insectos son convocados por la policía para que apliquen sus conocimientos entomológicos a casos crimínales con difícil resolución.
Antes del levantamiento del cuerpo, el entomólogo realizó una escrupulosa observación del escenario del crimen y tomó notas y fotografías. Con la ayuda de una especie de cazamariposas y unas pinzas, recogió ejemplares de los diferentes insectos, así como muestras de huevos, de larvas y pupas que habían invadido el cadáver. También atrapó numerosos artrópodos que merodeaban en un radio aproximado de 10 metros. Algunos insectos se guardaron vivos en frascos para que siguieran su desarrollo normal, y otros fueron sumergidos en alcohol al 8% para detener su reloj biológico.
Mientras retiraban el cuerpo, el entomólogo forense telefoneó desde un móvil al instituto meteorológico local para que le facilitaran los partes emitidos en las últimas dos semanas. Finalmente guardó en bolsas de plástico algunos de los insectos que habían permanecido debajo de la víctima.
Tras un estudio minucioso de los especímenes, el entomólogo determinó que los primeros insectos colonizaron el cuerpo el 31 de mayo. El militar fue detenido y acusado de cometer el brutal asesinato. En el juicio, éste reconoció su culpabilidad, confirmando con su declaración los datos emitidos por el entomólogo.






Ahora bien deberíamos tener claro cuales son los principales objetivos de la Entomología Forense, que son:
A. Datación de la muerte a través del estudio de la fauna cadavérica.
B. Determinación de la época del año en que ha ocurrido la muerte.
C. Verificar que un cadáver ha fallecido en el lugar donde ha sido hallado o ha sido trasladado hasta el mismo.
D. Dar fiabilidad y apoyo a otros medios de datación forense.
Las moscas, escarabajos, arañas y otras criaturas que se alimentan de la carroña son unos auténticos chivatos o confidentes policiales.
Desde hace tiempo, los entomólogos saben que ciertas variedades de artrópodos necrófagos tienen apetencia por los tejidos muertos dependiendo de la fase de putrefacción en que se encuentren.
"Al relacionar los ciclos biológicos de los insectos necrófagos con las etapas de la descomposición cadavérica, el antropólogo forense dispone de un reloj que le permite aproximarse al momento de la muerte. Incluso, se puede llegar a determinar si el cadáver ha sufrido cambios de lugar, mediante el estudio de la variedad y el número de insectos que aparecen representados", dice el forense José Manuel Reverte, del Departamento de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid.

El cadáver es como un ecosistema en el que se establecen estrechas relaciones ecológicas
entre los diferentes organismos. De este modo, las condiciones en las que se encuentre el cuerpo determinan la composición y la sucesión de animales carroñeros. Éstos se alternan dependiendo de que el cadáver esté expuesto a la intemperie, enterrado, sumergido en el agua o quemado. "Siempre hay que tener en cuenta el lugar dónde ha sido depositado, ya que, por ejemplo, el cadáver de un adulto humano expuesto al aire libre puede ser destruido y esqueletizado por los insectos en un espacio muy breve de tiempo. No sucede lo mismo si el cuerpo fue enterrado en un suelo seco o emparedado. En este caso, se preserva de gran parte de los fenómenos de putrefacción, al disponer los microbios de una ración limitada de oxígeno para sobrevivir".
La época del año, la temperatura, la humedad y la luz son otras variables que determinan la estrategia que siguen los insectos para devorar los restos. La fauna necrofila es conocida por los expertos como "escuadras de la muerte", ya que, como soldados disciplinados, acuden al cadáver seducidos por los aromas que éste emana, que denotan la presencia de las sustancias que prefieren como alimento. El profesor Reverte destaca al menos siete acometidas de insectos hasta que el cadáver queda totalmente limpio de carne:


1.- Putrefacción enfisematosa: tiene lugar durante los seis primeros meses después del óbito. Las moscas del género Calliphora y Sarcophaga, así como otros dípteros cuyas larvas pueden vivir en un medio semilíquido, son los primeros insectos en aparecer.



Calliphora
Larvas de Calliphora

Sarcophaga
Larvas de Sarcophaga

2.- Fermentación butírica: entre los seis y los nueve meses, sucede la fermentación de las grasas corporales. Es entonces cuando atacan, entre otros, la Aglossa pinguinalis, una especie de polilla, y el Dermestes, un coleóptero peludo.


Aglossa pinguinalis
Dermestes

Larvas de Dermestes


3.- Fermentación gaseosa: al cabo de 10 meses, el cadáver expele sulfuro de hidrógeno y otros gases que atraen a una mosca pequeña y brillante, la Píophila casei. Sus larvas, conocidas como el gusanillo del queso, se alimentan de la carroña.


Píophila casei
Larva de Píophila casei



4.- Fermentación amoniacal: esta fase, que dependiendo de las condiciones ambientales suele ocurrir entre los 24 y los 48 meses, está presidida por pequeños dípteros (Ophyra y Phora) y escarabajos como el enterrador Necrophorus y el Hister cadaverinus.



Ophyra
Larvas de Ophyra



Phora

Larva de Phora
Necrophorus
Necrophorus y Larva
Hister cadaverinus

5.- Desecación de los tejidos: a los dos o tres años de fallecer, el cadáver generalmente ha perdido toda el agua. Es entonces cuando acontece la invasión de los ácaros.



Ácaro

6.- Destrucción de los tejidos secos: con sus robustas mandíbulas, diferentes especies de coleópteros de los géneros Anthrenus, Aglossa y Tineola se encargan de limpiar las partes más duras y secas del cadáver. Suelen compartir mesa con los ácaros.



Anthrenus

Anthrenus

Larva de Anthrenus
Aglossa



Tineola
Larva de Tineola



Ácaro


7.-Limpieza del esqueleto: pasados cuatro años, los pocos residuos que quedan son aprovechados por los escarabajos de las tinieblas (Tinebrio) y otros coleópteros carroñeros, como el Ptinus.
Tinebrio

Larva de Tinebrio

Larva, Pupa y Tinebrio
Ptinus

Ptinus
Ptinus y Larvas
Al festín también acuden otros invertebrados, como hormigas, avispas y ciempiés, que se alimentan de la carroña y de los carroñeros instalados en el muerto.

Hormiga

Avispa
Ciempiés



Los diferentes tipos de artrópodos que llegan a un cadáver pueden clasificarse de la siguiente forma:


1.- Especies necrófagas: son las que se alimentan del cuerpo. Incluye dípteros (Calliphoridae y Sarcophagidae) y coleópteros (Silphidae y Dermestidae).


2.- Especies predadoras y parásitas de necrófagos: este es el segundo grupo más significativo del cadáver. Incluye coleópteros como (Silphidae, Staphylinidae e Histeridae), dípteros (Calliphoridae y Stratiomydae) e himenópteros parásitos de las larvas y pupas de dípteros.


3.- Especies omnívoras: se incluyen aquí grupos como las avispas, hormigas y otros coleópteros que se alimentan tanto del cuerpo como de los artrópodos asociados.


4.- Especies accidentales: aquí se incluyen las especies que utilizan el cuerpo como una extensión de su hábitat normal, como por ejemplo Collembola, arañas, ciempiés. Algunas familias de ácaros que pueden alimentarse de hongos y moho que crece en el cuerpo.
Existen dos métodos para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte usando la evidencia de los insectos.
  • El primero utiliza la edad de las larvas y la tasa de desarrollo.
  • El segundo método utiliza la sucesión de insectos en la descomposición del cuerpo.
Ambos métodos se pueden utilizar por separado o conjuntamente siempre dependiendo del tipo de restos que se estén estudiando.
Tabla I

Sucesión de artrópodos en las diferentes fases de descomposición de un cuerpo (tiempo expresado en días)
Tal y como reconoce el profesor Reverte, la aparición de cada tipo de insecto no es algo matemático, pero si se une con otros factores que rodean un cadáver, "nos podemos aproximar a la data de la muerte".
Pero no todos los cadáveres aparecen en tierra, pues frecuentemente aparecen cadáveres sumergidos en agua, tanto dulce como salada. La fauna cadavérica hídrica a la que hace mención por primera vez Raimondi y Rossi en 1888, no es conocida como la fauna terrestre, debido a la dificultad que entraña su estudio.
No obstante, Porta, en 1930, lleva a cabo una serie de investigaciones que se esquematizan en la
Tabla II.

Fauna cadavérica hídrica por periodos
Aparte de predecir la hora de un suceso, los entomólogos pueden aportar claves acerca de las circunstancias en que ocurrió el fallecimiento. A este respecto, las partes del cadáver infectadas por las moscas son muy significativas. Así por ejemplo, si la víctima ha sufrido un trauma o una mutilación antes de morir, la zona herida presentará después una mayor concentración de larvas y moscas, ya que son los primeros puntos en los que los insectos depositan sus huevos.
Generalmente los artrópodos hacen la puesta en las aberturas naturales del cuerpo. Las moscardas o moscas azules, por ejemplo, suelen dejar los huevos en la región facial, pero raramente lo hacen en la zona anogenital. Los entomólogos han observado que en los crímenes con violencia sexual, la concentración de las moscardas es mucho mayor en la parte del cadáver que ha sufrido la agresión.
Los insectos también son de gran utilidad para seguir el rastro de sustancias tóxicas en los cuerpos en descomposición. De este modo, la policía puede confirmar si la víctima ingería algún tipo de drogas, si fue envenenada o simplemente se suicidó. Cuando resulta imposible detectar la presencia de un tóxico en la sangre, la orina, el pelo o las uñas de la víctima, queda la opción de utilizar los gusanos, las pupas o las larvas que infectan el cadáver. Los forenses han extraído de los insectos cadavéricos trazas de cocaína, de heroína, mercurio, diversos insecticidas, hipnóticos, barbitúricos y antidepresivos, entre otros. Esas sustancias pueden alterar el ciclo de los artrópodos.
Por ejemplo, la cocaína acelera el desarrollo de la moscarda Sarcophaga, mientras que la presencia del antidepresivo amitriptilina puede retrasar su ciclo más de 77 horas. Los investigadores también han observado que el insecticida malathion, que es ingerido con frecuencia por los suicidas estadounidenses, hace que la boca sea en un principio despreciada por las moscardas y otros dípteros. El análisis de todos estos datos entomológicos ofrece a la policía pistas que de otro modo no obtendrían.
Pero el estudio de los insectos asociados a los cadáveres no es el único ámbito policial en que trabajan los entomólogos, por otra parte son de gran ayuda en el tráfico de estupefacientes. Mediante la observación de los insectos que contienen los paquetes de droga, se puede deducir el lugar de procedencia, e incluso la ruta que ha seguido el cargamento.
Aunque parezca mentira los insectos son malos asociados para los terroristas. Visto esto, si usted tenía en mente cometer un delito, sepa que unas pequeñas criaturas le estarán siempre observando y que, a poco que se las presione, le delatarán...
A continuación, y para terminar, se muestra un protocolo que debería ser conocido por toda persona que en algún momento tenga que realizar una recogida de muestras para la datación de la muerte:
Protocolo de recogida de muestras
Recolectar una muestra completa de todos los insectos o ácaros que se encuentren tanto encima como debajo del cadáver.
Recolectar ejemplares tanto vivos como muertos, en estado adulto o larvario. Así como sus mudas.
En cadáveres recientes, se buscarán los huevos y larvas pequeñas en orificios naturales así como en las posibles heridas.
Las muestras se guardarán por separado y convenientemente rotuladas, si es posible indicando la zona de donde se obtuvieron.
Parte de las larvas se sumergirán en agua hirviendo para después conservarlas en alcohol y es conveniente que otra parte se mantengan vivas, para su posterior desarrollo en el laboratorio.
Los ácaros, si los hubiese, serán conservados en alcohol de 70ºC.
Se realizará una estimación de abundancia de cada muestra.
Se precisarán los datos de fecha y lugar y metodológicos del entorno del cuerpo.
Las muestras se enviarán al entomólogo a la mayor brevedad posible.



Fuentes Varias

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Escalofriante. Cuántos conocimientos en una materia que nos estremece... Un abrazo (aséptico, claro).

spok dijo...

Gracias, Isabel, para conocimientos, los tuyos en la narrativa historica. (Esa novela por entregas, que cada dia esta mas interesante y trepidante.)

Y por supuesto sobre Roma, Roma o la amas o la sirves (Marco Licinio Craso (Laurence Oliver)en Espartaco 1960)

Y tú eres como Roma se te ama y se te sirve, SALVE.

Besos y abrazos.